La profesión quiropráctica nació en 1895 en Davenport (Iowa, EE.UU.) gracias a Daniel David Palmer.
Daniel David Palmer junto con otros investigadores realizaron investigaciones a través de cadáveres humanos diseccionados en los que comprobaron que existe una relación entre mínimos desplazamientos de vértebras de la espina dorsal (subluxaciones vertebrales) y órganos internos lesionados o enfermos que estaban conectados por los nervios que provenían de esas vértebras desalineadas. Una vez confirmados los resultados, la Quiropráctica fue validada por la profesión médica.
Hoy la profesión quiropráctica está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosas mutuas sanitarias internacionales apuestan por sus servicios.