¿Dolor de rodillas? Le explicamos cuál puede ser el origen de su dolor y cómo prevenirlo

Si usted, o algún ser querido, sufre dolor de rodillas, seguro sabrá cuánto puede condicionar las tareas del día a día, en cosas tan sencillas como caminar un poco para ir al mercado o subir las escaleras. No olvidemos que la rodilla es la articulación que más sufre de todas por el peso que soporta y esto la hace más vulnerable a lesiones y desgaste. Un 52% de las personas que sufren dolor en las articulaciones se quejan de las rodillas, y superan ya a los que se quejan de la espalda (un 43%).

¿POR QUÉ PUEDEN DOLER?

Para ir diferenciando las grandes causas de dolor de rodillas, es importante determinar si duele una sola o ambas en forma intermitente. Cuando el dolor se localiza en una sola, las causas más frecuentes son problemas meniscales, tendinitis o lesiones del cartílago. Es decir, asociado a un trauma deportivo. Cuando duelen ambas, comúnmente se debe a problemas de mal alineamiento o disfunción rotuliana.

IDENTIFIQUE DÓNDE LE DUELE

Ubicar exactamente la zona que causa el dolor es una pista muy clara para descubrir la causa que lo provoca.

  • Si el dolor aparece delante, las causas más habituales son una bursitis o una artritis reumatoide.
  • Si el dolor lo tiene a un lado, el origen puede ser una rotura de menisco, lesiones de ligamentos
  • Cuando duele más arriba, el cuádriceps puede estar inflamado.
  • Cuando lo nota detrás, suele provocarlo la artritis reumatoide o bien los llamados quistes de Baker.
  • Si el dolor es generalizado en toda la rodilla y no en un punto concreto, lo más probable es que la causa sea la artrosis.

 

El tratamiento varía según la causa exacta del dolor en la rodilla. Por ello es imprescindible conocer el origen de la lesión.

 

¿QUIÉNES SON MÁS PROPENSOS A SUFRIR DOLORES?

Los deportistas aficionados y de alto rendimiento, en especial en deportes de contacto o con actividad relacionada a salto repetitivo. También en mujeres que tienen problemas de alineamiento rotuliano adquirido durante la infancia por mala postura al sentarse. Afecta de igual manera a niños y adolescentes en etapa de crecimiento rápido que están sometidos a altas exigencias deportivas. También influye la falta de actividad física, pues favorece el desbalance muscular, la falta de flexibilidad y la atrofia muscular, además de una mala alimentación, ya que genera problemas de sobrepeso y obesidad que sobrecargan los tendones y la articulación.

¿CÓMO PUEDE PREVENIR?

Si bien no siempre es posible prevenir el dolor de rodilla, las siguientes sugerencias pueden ayudar a prevenir lesiones y el desgate. Y si ya sufres artrosis, será el médico quien marque la pauta de tratamiento, pero estas ideas pueden contribuir igualmente a aliviar el dolor.

  • Mantenga un peso adecuado, sin kilos de más. Mantener un peso saludable; es una de las mejores cosas que puede hacer para las rodillas. Todo peso extra implica presión adicional sobre las articulaciones y aumenta el riesgo de lesiones y artrosis.
  • Gane fortaleza, mantenga la flexibilidad. Debido a que la debilidad muscular es la principal causa de las lesiones de rodilla, se beneficiará de fortalecer los cuádriceps y tendones de la corva, que sostienen las rodillas. El entrenamiento para mejorar el equilibrio y la estabilidad ayuda a que los músculos que rodean las rodillas trabajen juntos con más efectividad. Y como los músculos tensos también pueden favorecer las lesiones, es importante estirarlos bien. Intente incorporar ejercicios de flexibilidad en su entrenamiento.
  • Haga ejercicio con inteligencia. Si tiene artrosis, dolor crónico de rodilla o lesiones recurrentes, tal vez necesite cambiar la forma en la que se ejercita. Podría nadar o hacer cualquier actividad de bajo impacto, al menos unos días a la semana. En ocasiones, limitar las actividades de alto impacto es suficiente para aliviar el dolor.
  • Frío y calor. Ambos son convenientes, pero hay que elegir bien el momento idóneo. Si la rodilla está caliente o enrojecida, ponga un poco de hielo envuelto en un paño para reducir la hinchazón interna. Por el contrario… ¿la nota rígida pero no está caliente? Aplique calor. Hágalo dos veces al día, pero no más de 20 minutos.
  • Apúntese a sesiones de Tai Chi. Está demostrado que esta práctica milenaria basada en movimientos lentos y suaves relaja las articulaciones y consigue que ganen flexibilidad. Muchos especialistas también la recomiendan por que durante la práctica se liberan endorfinas, un tipo de hormonas que proporcionan sensación de bienestar y que, paralelamente, sienta muy bien a toda la musculatura (en el caso de que esté comprimida, contracturada, el riego sanguíneo a la articulación mejorará gracias a ella). 
  • Una dieta rica en vitaminas C, D y E. La oxidación prematura de los tejidos parece estar detrás del desgaste de las articulaciones. Por eso, es muy recomendable seguir una alimentación rica en vitaminas antioxidantes, sobre todo C, E y D. Tome abundante fruta fresca, pescados, huevos, espinacas, nueces, almendras y semillas variadas.
  • Un equilibrio postural adecuado y una correcta alineación de las articulaciones es fundamental para evitar la degeneración y el dolor. La Quiropráctica puede corregir esos desequilibrios y así evitar lesiones.